En profundidad: Katmandú, un espejo en el cielo
Dirección: Iciar Bollaín
Guion: Iciar Bollaín, con la colaboración de Paul Laverty
Producción: Luis de Val, Larry Levene
Diseño de producción: Pedro Figuero
Dirección de fotografía: Antonio Riestra
Montaje: Nacho Ruiz Capillas
Música: Pascal Gaigne
FICHA ARTÍSTICA
Laia: Verónica Echegui
Sharmila: Sumyata Battarai
Tsering: Norbu Tsering Gurung
Argumento:
En los primeros años noventa, Laia, una joven maestra catalana, se traslada a Katmandú a trabajar en una escuela local. Pronto descubrirá una pobreza extrema y un panorama educativo desolador que además deja fuera a los más necesitados. Tras contraer, a su pesar, un matrimonio de conveniencia para legalizar su situación, Laia se embarca en un ambicioso proyecto educativo en los barrios de chabolas de Katmandú. En seguida se enfrenta a la evidencia de que no puede hacerlo sola. Pero también se encuentra con un hermoso regalo que no esperaba: enamorarse del desconocido con el que se ha casado. Dividida entre su relación amorosa y su compromiso con los niños a los que ayuda, y siempre de la mano de su amiga y joven maestra Sharmila, Laia emprende un nuevo proyecto que la alejará irremediablemente de su compañero, pero que la unirá para siempre con Sharmila y con la pequeña Kushila, en un viaje personal a lo más profundo de la sociedad nepalí, y también al fondo de sí misma.
Icíar Bollaín vuelve a centrarse en una historia social y con un tema complicado de tratar, pero rodado de manera muy sencilla y natural, lo que hace que nos impliquemos en la parte solidaria, real y dura de lo que vemos. Uno no puede permanecer impasible ante lo que está viendo, otro tema es luego ya el grado de conciencia que nos quede cuando salgamos.
Está rodada en inglés dado que la única española es Echegui, cuyo personaje sufre una evolución bastante notable y la actriz lleva el peso de buena manera. Tanto Sumyata Battarai como Norbu Tsering Gurung ayudan a completar de una manera estupenda un reparto que no necesita más personajes ni más enredos.
Es una película para ver con calma y teniendo en cuenta la sensibilidad que desprende, a lo que ayuda una fotografía conseguida y un montaje bastante tranquilo salpicado de flashbacks que nos explican por qué ha llegado a ser como es Laia, sin llegar a abusar de ellos.
Lo bueno es que sin artificios ni victimismos se cuenta el sistema de castas, la corrupción y las injusticias sociales que se sufren en Nepal, pero sin intentar tampoco posicionar al espectador de una manera clara. La parte mala es que si a uno no le despiertan demasiada curiosidad estos temas, por mucho que la cinta sí que sea interesante, le parecerá algo lenta, además, sumado al metraje, puede que hasta larga.
No deja de ser una seña de identidad de la directora, y al menos, es fiel a su estilo.
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