LA TRAGEDIA GOLPEA,UNA VEZ MÁS,A SYLVESTER STALLONE
Sobrevivir a un hijo
No logro imaginar el dolor que puede llegar a taladrar el alma de una madre al perder, contra todo principio de la naturaleza, a uno de sus hijos. También será desgarradora la pena de un padre, pero el cordón umbilical que siempre existe entre madre e hijo es incomparable a todo lo demás y hace que esa tragedia antinatural pueda llevarla a la locura. Por ese trance está pasando ahora Sylvester Stallone. Una tragedia más en la vida de un hombre que no lo ha tenido fácil..
Sylvester Stallone prepara su próxima película |
Amalia Enríquez
Mis pensamientos y emociones de hoy van dedicados a él. Recuerdo la primera vez que le entrevisté. Fue en Madrid y presentaba MAXIMO RIESGO. La imagen que yo tenía de Stallone era la de un actor popular, más macarra que con clase y muy básico en la conversación. Al igual que me ha pasado en otras ocasiones, en uno u otro sentido, la realidad poco tenía que ver con mi impresión. Sylvester no es que sea Einstein (tampoco se lo exijo a ningún entrevistado, salvo al propietario de ese nombre mítico y que ya no existe), pero es un hombre entrañable, humilde, vapuleado por la vida desde muy niño.
Eternamente Rocky. | Foto: Amalia Enríquez |
Muchas veces he comentado que los más grandes nos dan lecciones de humildad, cercanía y naturalidad. En el transcurso de la entrevista empezamos a hablar del cuidado físico y de sus duros entrenamientos personalizados. Es cuando, sin mediar ninguna pregunta alusiva al tema, me habló de la deformidad de su cara. “La gente se ríe y hace bromas con mi manera de hablar y mi rostro destrozado” –me dijo-. “No lo tengo en cuenta, pero me duele el prejuicio sin conocer la realidad. Mi parálisis facial se debe a una paliza que me dieron en casa de niño. Como consecuencia de ella, tengo la mitad del rostro sin movilidad. Todos los días de mi vida, desde ese día, necesito hacer ejercicios de rehabilitación de los músculos faciales. Si no lo hago, me convierto en una momia”. Y fue, en ese momento, cuando ese hombre fuerte, hormonado, con unos puños más grandes que mi cabeza, me conquistó con su vulnerabilidad, normalidad e indefensión.
Después de cada entrevista recibo una tarjeta de agradecimiento | Foto: Amalia Enríquez |
Por desgracia ya he pasado por situaciones dolorosas como ésta con otra amiga. Cuando Carmen Martínez Bordiú perdió a su hijo Francisco, también en un accidente de coche, yo no tenía amistad con ella todavía. Viví esa tragedia desde fuera, como la mayoría, por la prensa y la televisión. Cuando con los años nos hicimos amigas y hablamos de ese episodio de su vida, entendí mucho mejor a la Carmen que hoy es. Nunca ha superado ni superará la muerte de Fran. Sabe que está con ella desde ese día, que la protege, que la quiere, que la cuida y que le habla todos los días. Ella mantiene que ya no tiene lágrimas para llorarle "porque me quedé seca por dentro. No hay mayor dolor para una madre que sobrevivir a su hijo. Eso sólo puede entenderlo quien ha pasado por ello".
Sylvester, a pie de pista del Staples | Foto: GTres |
Tal vez por éso, todo lo que diga o escriba ahora no es suficiente para el imposible consuelo que estará viviendo, en estos momentos, el actor americano. Dificil comprender su dolor, complicado sentir el desgarro interno de unos padres que tienen que decir adiós a un hijo que hacía ya tiempo que "volaba por su cuenta"...